Había estado en cientos de lugares horrorosos y de pesadillas, que desesperaban al segundo de estar alli.. Pero eso... ¿¡Qué rayos era esa atrocidad!?
Las luces de los comercios lo enceguecían, el ruido lo aturdía y no podía caminar con la cantidad de personas que por allí deambulaban, todos con bolsas y un fétido aroma a dinero.
Atormentado, se sentó en una banca tomandose la cabeza, deceando como tantas veces estar en su antiguo hogar..
Las luces de los comercios lo enceguecían, el ruido lo aturdía y no podía caminar con la cantidad de personas que por allí deambulaban, todos con bolsas y un fétido aroma a dinero.
Atormentado, se sentó en una banca tomandose la cabeza, deceando como tantas veces estar en su antiguo hogar..